Con mucha frecuencia visitamos el paraíso de niños en el parque Komensky. Hay muchos columpios y mecedores, en fin, muchas atracciones. Allí nos deshacemos de la energía sobrante. Es perfecto. A lo largo del camino recogemos hojas, hierba, ramitas de flores y luego las utilizamos para jugar y fabricar algo. Es perfecto y a los niños les gusta recoger hojas y luego crear, por ejemplo, un árbol.